Barcelona apuesta por Harquitectes con seis proyectos a la vez: “Buscamos el equilibrio entre lo ordinario y lo extraordinario”

David Lorente, Josep Ricart, Xavier Ros y Roger Tudó, los cuatro integrantes de Harquitectes, son los proyectistas de moda en el sector cultural barcelonés. O, al menos, los que acumulan más encargos. Trabajan en la ampliación del MNAC, el primer museo catalán, y también en la del Macba. Han dibujado la transformación de la Foneria de Canons en Centre de Cultura Digital y la de la antigua tejería de la Teixonera en sede de entidades culturales. Rehabilitan el Teatre Arnau. Construyen un gran centro cultural en Nou Barris... En el último cuarto de siglo, este despacho con sede en Sabadell ha reinventado la vivienda eficiente. Ahora redibuja grandes instituciones culturales barcelonesas.
Barcelona les ha encargado la mayoría de sus actuales transformaciones de equipamientos culturales. ¿Cómo llevan esta responsabilidad?
No ha sido algo súbito, sino el resultado de ganar sucesivos concursos. Tras obtener la ampliación del Macba apostamos por este frente profesional. Nos interesan los encargos donde la arquitectura tiene un gran peso. Algunas tipologías admiten soluciones estandarizadas, pero en el ámbito de los equipamientos institucionales culturales, desde museos a teatros, la arquitectura puede dar nuevas respuestas. El eco de la arquitectura en ese mundo cultural, al que también pertenece nuestra disciplina, nos motiva.
Ahora trabajan más en este tipo de edificios que en viviendas, donde se han distinguido.
Sí, en términos de metros cuadrados no hay color. Pero seguimos construyendo viviendas familiares. Son una buena tipología para experimentar.
Arquitectura cultural Desde la Bauhaus, el componente racional es importante. Pero no cabe olvidar el emocional”Les gusta innovar, definir nuevos sistemas constructivos. ¿Es factible en las instituciones culturales, cuando se trata de rehabilitar o de ampliar?
La condición patrimonial no limita la investigación ni la ambición de redefinir la naturaleza de las instituciones. A menudo, este tipo de intervenciones se han convertido en una mera resolución de problemas. Si los enfocas con ese espíritu, al resultado le faltará alma. Hay que hacer un esfuerzo en busca del equilibrio entre lo ordinario y lo extraordinario. Los equipamientos necesitan ese equilibrio y nosotros lo buscamos. Desde la Bauhaus, el componente racional es importante. Pero no cabe olvidar el componente emocional, de gran importancia en el ámbito cultural. En el caso de las rehabilitaciones, hay que buscar cierta sincronía entre la preexistencia y la dimensión contemporánea.

Una imagen del proyecto de Harquitectes para la Teixonera
Harquitectes¿Cómo se logra?
En las viviendas pueden predominar la materia o la sostenibilidad. En los equipamientos colectivos intentamos que el edificio cree espacios urbanos, habitaciones urbanas, introducir de algún modo la escala urbana en el edificio. Esto es así en el Macba, el MNAC, el Arnau, en Nou Barris, en la Foneria, en Teixonera… Se trata de ir más allá del corto plazo, de pensar en el largo plazo.
Les gusta asumir riesgos. ¿Se han equivocado muchas veces?
Queremos pensar que pocas. Trabajamos mucho para minimizar los errores. Se trata de comprobar debidamente las hipótesis. Nos identificamos con lo que decía Coderch: “Un desastre no se lo voy a hacer”.
Ampliar el MNAC Queremos recoger a la gente y situarla dentro del museo casi sin que se dé cuenta”¿Cuál es la idea rectora en su propuesta para el MNAC?
Son sus ámbitos urbanos a caballo entre el espacio público exterior y las interioridades del funcionamiento del edificio. Es ese espacio que conecta la ampliación del palacio de Victòria Eugènia con el Palau Nacional. Es un espacio de acogida donde pueden pasar muchas cosas, que logra llevar con naturalidad al visitante de una parte del museo a la otra. Más que un hall, que también lo es, ese espacio es un pasaje cubierto, topográfico.

El espectacular interior de La Foneria en la Rambla, que será el futuro Centro de Cultura Digital de la Generalitat
Harquitectes¿Qué les pedía el cliente?
Dos cosas: más espacio para exposición y atraer mejor a la gente hacia el museo. Nuestra estrategia pasa por recoger a la gente y situarla dentro del museo casi sin que se dé cuenta. Los numerosos niveles del lugar se convierten en tres, muy claros y determinantes.
Pasemos al Macba. ¿Cómo mejorará con su intervención?
Aspiramos a mejorar el museo y también la plaza, que ahora tiene algo de cul de sac mal resuelto. Completaremos la fachada de la plaza, que suma edificios de muy distintas épocas, la ordenaremos, conseguiremos que sea más potente, clara, accesible. El edificio de Richard Meier ya es muy potente, pero también hermético, su acceso no está claro, no se ve su interior. Nosotros haremos en la ampliación un hall que con su porche invitará a entrar. Será un gran escaparate. Creo que haremos más simbiosis con el Raval que Meier. Además, el sistema de comunicaciones permitirá que todos los departamentos del museo queden mejor conectados, y le dará una calidad de complejo cultural.
El nuevo Macba Nuestro hall invitará a entrar. Haremos más simbiosis con el Raval que Richard Meier”Ha habido algún problema de impugnación que retrasa la obra. ¿Se ha resuelto ya?
Tanto en el caso del Macba como del Teatre Arnau es voluntad del Ayuntamiento tener las obras listas hacia finales del actual mandato, en dos años.
Cómo valoran que el Macba y el MNAC fueran en su día encargadas a figuras internacionales como Meier y Gae Aulenti y ahora dirijan sus ampliaciones ustedes. ¿Qué ha cambiado?
Ahora se hacen concursos. Antes, en esos casos, alguna autoridad eligió al arquitecto. Ahora en Catalunya hay una cultura de concursos en los que se valora la calidad arquitectónica. Quizás hayamos ganado estos concursos porque tenían enunciados complejos. Somos buenos resolviendo problemas complejos. Tomamos pocas decisiones, pero con alta capacidad para intervenir en distintas dimensiones del proyecto.
Hablemos de la Antiga Foneria de Canons, futuro Centro de Cultura Digital de la Generalitat. ¿Cómo definirían aquí su aportación?
Se trata en primer lugar de recuperar el protagonismo de la estructura de este edificio de la Rambla, eliminando las subdivisiones y añadidos. Recuperamos una gran sala, vaciándola, dándole la máxima altura posible, para disfrutar de su potencial. La vinculamos al claustro del primer piso, y acondicionamos un gran vestíbulo en vertical que lleva al usuario desde la planta baja hasta la terraza.

Una recreación del futuro teatro Arnau
Harquitectes¿Cómo convivirán un edificio patrimonial y la expresión artística más actual?
Es un reto y es al tiempo la gracia del proyecto: dar un buen contenedor al arte digital en un edificio antiguo. La dificultad está en desarrollar el potencial de todos los rincones del edificio. Nuestro proyecto hará de la Foneria un espacio muy especial, apto para programas inesperados. Por eso el vestíbulo ha adquirido tanta importancia y debe ser transformable.
La biblioteca de Nou Barris, a diferencia de las obras citadas, es de nueva planta. ¿Cuál es su prioridad en este caso?
Es una biblioteca, pero con un programa atípico, que incluye un teatro-auditorio de cierta dimensión, un gimnasio vinculado a una escuela vecina y un equipamiento de barrio. No era sencillo combinar todo eso. Lo que hace el proyecto, que incluye una plaza frente a la fachada, es abrir dicha plaza y, a partir de ahí, segregar dos niveles. En los dos superiores irá la biblioteca, más tradicional, más tranquila, con una gran terraza que permitirá una sala de lectura exterior, a la altura de las copas de los árboles. En los niveles inferiores irán el auditorio, el gimnasio, los centros vecinales, con una dimensión radicalmente pública.
El nuevo Arnau Seremos muy conservadores con el teatro. Y tendrá mucho carácter”Las obras del Teatre Arnau ya han empezado. ¿Cómo van a combinar una atmósfera de “teatro de barraca” con las exigencias de confort actuales?
En origen el Arnau era poco más que un hangar. A principios del siglo XX, en el Paral.lel se pedía licencia para una nave industrial con estructura de madera y cerramientos de mampostería, con cerchas metálicas sosteniendo la cubierta y, una vez obtenida la licencia, se montaba un cabaret en el interior. Otras instalaciones eran aun más frágiles, apenas carpas. El Arnau está a medio camino. Lo hemos encontrado muy deteriorado, en un estado que no admitiría un programa actual. La estrategia es ser muy conservadores con lo que le da carácter, por ejemplo la estructura ligera, reforzándola con hormigón, pero adecuando el conjunto a las necesidades de hoy.
El Molino, otro music-hall clásico del Paral.lel, ha tenido una fortuna cambiante tras sus rehabilitaciones. ¿Cómo contribuirá su trabajo a que no pase lo mismo en el Arnau?
El Arnau tendrá mucho carácter. Está concebido más como un equipamiento de barrio, municipal. Esperamos que genere recursos. Pero la inversión pública trasciende en este caso la expectativa de negocio.

El interior del gran centro cultural de Nou Barris
Harquitectes¿Qué me dicen de la obra en la Teixonera?
Era una antigua tejería, un horno. Vamos a colocar aulas en la larga galería de la planta baja, para distintas entidades culturales. En el piso superior irá un gran salón de actos.
La eficiencia medioambiental es un objetivo constante en su trayectoria. ¿Es tan fácil de obtener en equipamientos culturales como en viviendas?
Los equipamientos son máquinas más poderosas, grandes, altas, con más masa... y con algunas limitaciones. Investigaremos también los horizontes de esta tipología, pero no podemos ignorar las particularidades de cada tipo de gestión. Un museo exige unos sistemas de climatización muy garantistas, con temperaturas y humedades constantes. Por tanto, estas instalaciones pueden tratarse con regímenes climáticos híbridos. El Arnau es fácil de ventilar, un edificio casi totalmente pasivo. El Macba es más selectivo.

El gran atrio urbano creado para la remodelación del Macba en el Raval
HarquitectesSe habla de los años ochenta del siglo pasado como de una época dorada de la arquitectura catalana. ¿Cómo valoran la de nuestros días?
Comparando con otras partes de España, estamos muy bien, hemos disfrutado de oportunidades, en materia de equipamiento o vivienda, tanto en Barcelona como en otros municipios, en el sector público y en el privado. Como generación hemos sido consistentes. En otras épocas hubo figuras descollantes como Enric Miralles, tan brillantes como particulares. El colectivo es ahora más homogéneo, puede generar mucha consistencia a largo plazo. Ahora hay mucha gente haciendo cosas sensatas. En los últimos diez o quince años las personas y su bienestar se han puesto en valor. Antes pesaba mucho la ciudad. También el negocio. Hacemos obras muy poco metafísicas, basadas en la materialidad, la experiencia y la eficiencia. Ese es el carácter de la generación actual.
En plena Rambla Nuestro proyecto hará de la Foneria un espacio muy especial, apto para programas inesperados”Ya han cumplido los 50 años. ¿Cuál es su estrategia de futuro?
La principal es seguir operando como hasta ahora. Nos involucramos en los nuevos proyectos con el mismo espíritu que en los anteriores. Hemos evolucionado en programas, en escala, en ambición y en resultados. Pero trabajamos igual. Con una selección precisa de lo que decidimos hacer y de lo que no. Los años acentúan ese deseo de precisión. Hemos tenido propuestas para hacer encargos de gran dimensión fuera, pero de momento preferimos profundizar en nuestro entorno. Queremos seguir haciendo viviendas. Pero no descartamos ensayar más adelante lo excepcional, quizás en el extranjero.
¿Qué dificultades plantea eso?
Nuestro éxito deriva en parte de un control muy estrecho de las obras. Y eso, cuanto más lejos está la obra, más difícil es. Veremos.
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